Pablo Gonzalez

Vaticano: Santo Domingo de Guzman: ¿Santo inquisidor de los Cátaros -o Albigenses?

Cátaros -o Albigenses

Ciudadanos casi exterminados del pueblo de Albi, al sur de Francia, los albigenses fueron defensores fervientes del sistema maniqueísta dualístico, que durante siglos floreció en la zona del mediterráneo europeo.
Su credo y sus miembros fueron combatidos por los dominicos, liderados por el canónigo Domingo de Guzmán. 

Se afirma que esta ideología mística, propia de la edad media, y que alcanzó mucha fuerza en Europa, no la podía tolerar “Santo Dominguito”, quien la emprendió contra ellos con apoyo del Papa Inocencio III, el que se hacía llamar el “Vicario de Cristo”. 

Como premio, 13 años después de su muerte es canonizado legalmente por su amigo el siguiente Papa, Gregorio IX, fundador de la Santa Inquisición. Este Domingo histórico murió en Bolonia el 6 de agosto de 1221, durante una campaña misionera personal en el norte de Italia. 

¿Pero que buscaba este misionero dominico? 

El Santo Inquisidor insistía en la importancia del imperio de la educación teológica ajustada a los preceptos e intereses de la Iglesia y el poder papal.

Su equipo de frailes estudió teología en la Universidad de París y derecho canónico en la de Bolonia, logrando formar la Orden de los Predicadores, la que estableció los prioratos en Lombardia, Francia, Toscana, Roma, Provenza y España. 

Luego se expandieron en Inglaterra, Escandinavia, Hungría y Alemania. Realmente desarrollaron una “cruzada santa” nacida desde la misma universidad parisina, las oficinas del Papa y los prioratos dominicos.

 Esta Orden de los Predicadores, según la novena de Mingo difundida por la parroquia de las Sierritas de Managua, los últimos siete siglos ha dado más de 16 santos, 300 beatos, 4 papas, 70 cardenales y 3000 obispos. 

Es importante recordar que el Papa Inocencio III, tras la derrota de los predicadores que había enviado, declaró en 1208 una cruzada contra ellos que causó un gran baño de sangre, pero no consiguió controlar la herejía durante su pontificado.

Fue así que entre 1029 y 1229 continuó con la represión brutal e intolerante contra los albigenses. 

De este exterminio sólo pequeños grupos sobrevivieron en zonas muy desoladas, aunque luego fueron perseguidos por la Inquisición hasta finales del siglo XIV.

En esta campaña de evangelización severa participaron como elemento de sometimiento religioso y “caritativo”, Santo Domingo y a San Francisco de Asís, este último creador de la Orden de los Franciscanos.

Lea: Santo Domingo de Guzmán: Lo sombrío de su anticatarismo

¿Pero que profesaban los albigenses? 

Su credo eminentemente dualista y herético sostenía la existencia independiente y separada de dos dioses: un dios del bien y otro del mal.

Muchos de los devotos de esta doctrina en la Europa occidental, fueron los cátaros (los “puros” en griego katharos), los que fueron perseguidos y expulsados de sus tierras. Los predicadores cátaros se trasladaron entonces hacia el sur, en Languedoc, Francia, fue allí donde recibieron el nombre de albigenses. 

Este grupo compartía el credo de que existía un dios de la luz, la bondad, el espíritu libre y la buena vida y era asociado a Jesucristo.

En contraparte también existía un dios del mal, la oscuridad, los problemas, un espíritu esclavo y de sodomía, que identificaban con Satán.

La polémica que era causa de fuertes choques era definir quién poseía más poder. 

Otra de las creencias de los albigenses consistía en ver a Cristo como un Dios, que mientras estuvo en la tierra fue una especie de ángel con un cuerpo fantasma que adoptó la apariencia de un hombre. Sostenían también que la Iglesia, tenía en su seno sacerdotes ambiciosos gozando de un inmenso bienestar material. 

Para ellos, estas actitudes eran una representación de Satán y debían ser abolidas. Estas creencias parece que no encajaron en los preceptos intolerantes del teólogo, el reformista, y “santo y generoso” Domingo de Guzmán que combatió las enseñanzas albigenses hasta casi abolirlas, con el apoyo del Papa Inocencio.;

http://archivo.elnuevodiario.com.ni/opinion/131887-santo-inquisidor-albigenses/

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