Pablo Gonzalez

La imagen del plebiscito de la oposición de Venezuela


En esta época de internet, cuando la cantidad de cámaras que existen equivale a la cantidad de manos. 

Cuando cualquiera puede hacer fotos y vídeos y subirlas a Internet inmediatamente, en directo, si lo quiere, o lo deja para luego si lo prefiere. 

En esta época de informaciones falsas, de engaño y manipulación de medios. 

En esta época cuando la verdad y la mentira son armas usadas y abusadas por quienes ostentan el poder, cuando cada quien está empeñado en convencer al otro de su verdad particular, es importante, para encontrar cierto sentido de verdad en lo que nos "informan", hacer una comparación de variables, hacer numeritos y pensar.

Ayer, Venezuela vivió dos situaciones que merecen nuestra atención: un simulacro electoral para la Constituyente convocada por el gobierno que fue realizado por el Consejo Nacional Electoral venezolano (CNE) y un plebiscito organizado por la oposición que llamó a los ciudadanos a expresar mediante votos su rechazo a la misma Constituyente.

Hoy los representantes de cada opción, hablan de que el pueblo se lanzó a las calles a apoyarlos.

 Y como ya estoy acostumbrado a escucharles mentir, se me ocurre hacer un ejercicio de observación y análisis.

El Consejo Nacional Electoral (CNE), no ha hablado hasta este momento de cifras, sólo ha dicho que la participación de venezolanos participando en el simulacro de la Constituyente fue masiva. 

Pero en el caso de la oposición, si ya existen los datos, estuvieron disponibles casi al momento de cerrar las votaciones. 

Según ellos fueron 7,200,000 venezolanos los que salieron a votar contra la Constituyente, es decir contra el gobierno de Nicolás Maduro, en los 2030 puntos de votación que establecieron en todo el país y es aquí donde quiero particularizar.

Mi interés no incluye hablar de la verificación de datos arrojados por el plebiscito de la oposición, que todos sabemos tiene un problema de credibilidad pues un ciudadano luego de emitir su voto en un punto de votación, podía desplazarse a otro punto, luego ir a otro, y a otro y a otro, sin que nada ni nadie se lo impidiera, ni incluye tampoco la malicia que implica el conteo de votos por el mismo equipo de la MUD que fue quien organizó el plebiscito, que además, siempre ha estado insinuando y manifestando que su objetivo es, sacar del poder al presidente Nicolás Maduro a como sea, destruir de raíz el chavismo, y en los últimos dias, su rechazo a la Constituyente convocada por el gobierno venezolano.

Lo que me llama la atención es algo que puede resultar más tangible y de valor informativo real, a los que, alejados del sitio del conflicto, disponemos de una computadora o un teléfono conectado a internet.

 Me refiero a que no se ve la avalancha de imágenes que demuestren esa participación masiva de la que los medios hablan, avalancha que como sabemos cada vez que se realizan elecciones en cualquier país del mundo han llenado la página de imágenes del buscador de Google.

 Este detalle es muy importante si nos detenemos a pensar que el interés de la oposición ha sido demostrarle al mundo que la población entera se ha volcado a las calles a confrontar a Maduro, argumento que han estado usando para demandar internacionalmente una intervención militar que venga a realizarles el trabajo que con los votos no han podido desde los primeros años de Chávez, en las múltiples oportunidades que han tenido.

Comparando el asunto con las últimas elecciones presidenciales en 2013, el número de imágenes es raquítico. Uno no ve la cantidad de imágenes y tampoco ve, en las poquísimas imágenes existentes la masividad anunciada por la oposición, aun cuando todos los poderosos medios están interesados en apoyar el juego a la oposición.

En números significa que si los votos fueron 7. 2 millones y los puntos de votación fueron 2030, cada punto debió recepcionar 3600 votos, lo que equivale a que cada hora habrían votado 450 personas, considerando desde luego, que la organización y el orden hubiera sido el óptimo y que los votantes hubieran estado distribuidos en perfecto balance, pero eso jamás ocurre, por lo tanto hay que asumir, aceptando como real el dato emitido por la oposición, que en un punto de votación, en alguno de los momentos pudieron participar inclusive unos 10 mil votantes lo cual habría creado aglomeraciones notables, propias para que alguien hiciera una imagen y la lanzara al mundo a través de internet . 

Sin embargo, no hay imágenes, ni una que muestre 500 personas y mucho menos una que muestre una fila o un video donde aparezcan 1000 personas. 

No les parece que algo no cuadra con la verdad.

No hay imágenes que muestren la masividad, apenas unas cuantas en las que la participación es raquítica, con encuadres fotográficos que sugieren engañosamente que hay más personas de las que se aprecian. 

Revisen los medios de hoy como CNN, El Pais, Infobae, el Clarin, Excelsior, etc, que se han caracterizado por su posición eterna anti Chávez. 

Es extraño que ninguno traiga una foto que hable de la masividad que anuncia la oposición. 

Por tanto, me parece que en el asunto anda flotando una mentira, o por lo menos una verdad a medias, de quienes quieren el fin del chavismo, y una verdad a medias sigue siendo una mentira.

Hace falta mucha verdad en la información.

 Muchos quieren tener la razón gritando falsedades en los medios. Hablan de movilizaciones masivas, de alzamientos masivos, y para demostrar la mentira de la masividad ya se volvió típica la manta con una leyenda que va de extremo a extremo de una foto en la que sólo se ven unas letras gigantes y tres pares de manos y nadie o casi nadie detrás. 

Es para reír, si quieren hacerle creer a la opinión pública que detrás de la manta están los miles de marchistas. 

Manipuleo que llega en ocasiones a crear un teatro con improvisados actores y hasta con profesionales: los llamados falsos-positivos.

Mentiras llenando los medios, que van desde las más artesanales hasta las más sofisticadas, que han sido coproductoras de realidades indeseadas como la casi desaparición de Libia y la destrucción de otros países, mencionemos tan sólo unos pocos, como: Iraq, Afganistán, Somalia, Libia, Yemen, con sus consecuentes efectos de muerte, hambre y éxodo. 

Mentiras que han sido marco de desarrollo y sustento de decenas de organizaciones de sanguinarios terroristas como Al Qaeda e ISIS, que pareciera que ya tienen sus émulos en Venezuela, si nos basamos en los métodos de “protesta” que muestran los radicales de la oposición.

No me gusta el engaño, ni la manipulación. 

Todos sabemos que al final siempre la Verdad se hace visible, aunque lo haga unos años después y ya no sirva para nada.

 Pero si alguien no quiere esperar, y si no quiere ser cómplice pasivo de tanta desgracia promovida por el poder de las grandes corporaciones, bien puede salir a buscar la verdad; solo tiene que dedicar un poquito de su tiempo, remover y remover entre tanta basura mediática, y al final la verdad aparecerá, reluciente y limpia, igual que aquel diamante en el fango del que nos habló Rubén hace más de cien años.

Ya es hora que el mundo entero se sume a la demanda de una solución pacífica, de diálogo y entendimiento, con verdadera vocación democrática donde estén incluidos tanto los que defienden la causa del chavismo como los opositores, sin la manipulación de intereses foráneos que invierten millones de dólares en violencia, para adueñarse, igual que lo han hecho en Afganistán, Iraq, Libia, etc, del petróleo, el gas, y las reservas de otras abundantes reservas de minerales preciosos. 

Ya es hora de desenmascarar las mentiras. 

Por ahora, la única opción que queda es la de la Constituyente el próximo 30 de julio y atender el deseo de la mayoría de autoridades mundiales incluyendo la voz del papa Francisco que ha llamado al fin de la violencia y a una solución de consenso, en la Venezuela que merece vivir en paz.

Juan Ramón Falcón.
17 de julio de 2017.

https://www.facebook.com/Jrfalconv

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