Pablo Gonzalez

60 aniversario de la traición a Stalin



LAS CIRCUNSTANCIAS EN LAS CUALES HA SIDO PREPARADA Y LLEVADA A CABO LA SESIÓN SECRETA DEL XX CONGRESO DEL PCUS*

El XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) se ha desarrollado del 14 al 25 de febrero de 1956. El 25 de febrero, último día del Congreso, en una sesión a puerta cerrada, Jruschov ha leído un informe titulado “Sobre el culto a la personalidad y de sus consecuencias”. Se trataba del “culto” a la personalidad de José Vissarionovich Stalin.

Hoy, más de 40 años después de este Congreso, son conocidas las circunstancias en las cuales fue preparado y leído el informe Jruschov, así como toda una serie de hechos ligados a la anormal situación de una “sesión secreta” en el XX Congreso del PCUS.

He aquí lo que escribe el conocido politólogo ruso, partidario de Jruschov, Roy Medvedev: “Durante la discusión del proyecto del informe de actividad al Presidium del C.C. del PCUS, Jruschov había propuesto introducir en él un capítulo especial concerniente al culto a la personalidad y sus consecuencias. 

Esta propuesta había sido rechazada por Molotov, Kaganovich, Vorochilov y Malenkov. Entonces Jruschov había propuesto dar la palabra durante la discusión a dos o tres miembros del partido recientemente rehabilitados. Pero esta propuesta había sido también rechazada.

Sin embargo, algunos días antes del principio del Congreso, Jruschov había reunido una vez más a la dirección del Partido y había declarado:

 “Cuando el Congreso empiece sus trabajos, los órganos dirigentes pierden su poder y únicamente el Congreso tiene el poder de resolver los problemas importantes. Puedo no decir nada sobre el culto a la personalidad de Stalin y sus consecuencias en el informe de actividad del C.C. del PCUS.

 Pero nadie me puede prohibir hablar de este tema como un delegado ordinario a una sesión del Congreso.

 Si los miembros del Presidium siguen impugnando, me dirigiré directamente a los delegados pidiéndoles que escuchen una intervención”.

Los miembros del Presidium del C.C. comprendieron que en tal situación, les sería muy difícil impedir a Jruschov la realización de su plan.

Se entablaron negociaciones, a consecuencia de las cuales se decidió: Jruschov presentará su informe en nombre del C.C. del PCUS y no en su nombre propio, y esto en una sesión a puerta cerrada, después de la elección del nuevo Comité Central. Además, no habrá discusión después de la lectura del informe por Jruschov”.

¿Qué significan estos hechos?

1. Muestran que una cuestión del “culto a la personalidad” de J. V. Stalin se presenta por Jruschov en el XX Congreso del PCUS mediante un chantaje sorprendente. Y esto, pese a la franca resistencia del Presidium del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, en vísperas de la apertura del Congreso.

2. Se observa que Jruschov insiste en situar a toda costa el problema del “culto” a Stalin, con un gran riesgo para él mismo y para la unidad del Partido, dirigiendo incluso un ultimátum, que no tiene nada que ver con las normas y los principios del Partido.

3. El informe había sido preparado personalmente por Jruschov y su grupo, sin que fuese discutido previamente en el Presidium del Comité Central del PCUS, aún siendo presentado éste al Congreso en nombre del Comité Central. Es una grave trasgresión de la democracia del Partido.

4. El informe había sido presentado ante un nuevo equipo del Comité Central, elegido en el XX Congreso según las recomendaciones y las propuestas de Jruschov. Con este hecho, estaba asegurado el apoyo del informe por los nuevos miembros del C.C. del PCUS.

5. Es de subrayar que los dirigentes de los partidos comunistas y obreros hermanos no fueron invitados y no asistieron a la “sesión secreta” del Congreso. No es una casualidad. Jruschov era consciente de que la participación en la “sesión secreta” de dirigentes tan conocidos como Maurice Thorez, Palmiro Togliati, Mao Tse-tung, así como otros, habría puesto en peligro su plan. Seguramente no aprobarían el informe de Jruschov sobre “el culto a la personalidad” de Stalin.

6. “La noche del 25 de febrero de 1956, después del cierre de la “sesión secreta” del XX Congreso, las delegaciones de todos los partidos comunistas presentes en el Congreso fueron invitadas en el Kremlin. Se le dio a cada delegación la posibilidad de conocer el contenido del informe leído, insistiendo sobre su carácter “secreto”. Por otra parte, todos los ejemplares del informe fueron devueltos al Comité Central del PCUS”.16

7. La paradoja más grande es la participación de cerca de cien “invitados”, según una lista aprobada personalmente por Jruschov. Estos “invitados” eran miembros del partido, condenados antaño por actividad anti-soviética, puestos en libertad y recientemente rehabilitados.17 Sin ninguna duda, estos «invitados» eran el apoyo más activo del informe Jruschov. ES de un interés particular saber que entre estos “invitados” a la sesión secreta se encontraba el traidor-renegado Alexander Yakovlev, apparachik en el C.C. del PCUS bajo Jruschov.

8. Es de subrayar que en la “sesión secreta” del XX Congreso, el informe Jruschov había sido SOLAMENTE LEÍDO. Las tomas de palabra y las preguntas no eran admitidas -no tuvo lugar ningún debate-. Este hecho significa, por una parte, que no podía haber otra apreciación de la obra de J. V. Stalin más que la de Jruschov. Además, había sido presentada al Congreso en nombre del C.C.

No admitir la defensa de Stalin, en su ausencia, es injusto no sólo desde el punto de vista de las reglas del Partido, sino también desde el punto de vista moral y jurídico.

Más aún cuando se trataba de la apreciación de la actividad de un dirigente del PCUS y de la URSS, quien había permanecido a la cabeza del Estado Soviético más de 30 años, y que había dirigido la construcción socialista y la Gran Guerra Patria.

Un viejo proverbio dice: los ausentes siempre son los culpables.

9. No se ha realizado ninguna grabación taquigrafiada en el transcurso de la “sesión secreta”, aún cuando había sido planteada una cuestión de tal importancia.

10. Unas decisiones absurdas habían sido tomadas en la “sesión secreta”:

-En primer lugar, que el informe Jruschov no fuese publicado. Los motivos de esta decisión son expuestos por el mismo Jruschov en su informe. Escribe: “no se puede sacar este problema fuera del Partido, menos aún en la prensa. Debemos ser comedidos, no dar carnaza a nuestros enemigos, no exponer nuestras debilidades ante ellos”.

-En segundo lugar, “que el texto del informe fuese enviado a las organizaciones del partido”.

El 5 de marzo de 1956, es decir una semana después de la “sesión secreta” (y tercer aniversario de la muerte de Stalin- nota del traductor), el Presidium del Comité Central del PCUS tomó la decisión de “proponer a las federaciones regionales y a los comités centrales de las repúblicas, que todos los comunistas, así como el activo de los sin-partido entre los empleados, los funcionarios y los koljosianos tuviesen conocimiento del informe Jruschov ((sobre el culto a la personalidad y sus consecuencias”.

Se adivina el objetivo de esta decisión: que todo el mundo conozca la apreciación de Jruschov sobre la obra de Stalin, aún cuando ninguna otra apreciación es admitida.

La paradoja de la decisión del Presidium del Comité Central del PCUS de no publicar el informe Jruschov consiste en la gran ilusión de que sólo puede ser leído ante todas las organizaciones del partido, del activo de los sin-partido, incluso en reuniones cerradas, partiendo de la imperdonable subestimación de la capacidad de los servicios secretos extranjeros de apoderarse del informe.

Efectivamente: “No se ha taquigrafiado durante la sesión, pero al día siguiente el informe había sido comentado detalladamente en el mundo entero en la prensa no-comunista. Jruschov realizó algunos desmentidos en cuanto a la existencia de este documento histórico, pero nadie le creyó. Algunas semanas después del Congreso, el Departamento de Estado de los Estados Unidos divulgó el texto completo del informe Jruschov, traducido al inglés. Desde entonces ha sido publicado cientos de veces en casi todos los países del mundo. Pero en la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no ha sido publicado hasta 1990”.21 Y en Bulgaria, hasta 1991.

Uno se debe preguntar: ¿se pueden considerar como normales, para el desarrollo de un acontecimiento histórico de tal importancia, las circunstancias en las cuales había sido preparada y desarrollada la “sesión secreta” del XX Congreso en 1956, y que ahora son conocidas por toda la sociedad? Claro está que no se puede, y que no se debe. Es más justo considerarlas como una trasgresión categórica y abierta de los principios del Partido, de las normas del Partido y de la moral del Partido.

Una segunda pregunta muy importante se pone de manifiesto: ¿por qué los veteranos Molotov, Vorochilov, Kaganovich y otros, que tenían una influencia muy grande en el Partido, cedieron a la presión de Jruschov?

 ¿Por qué aceptaron discutir la cuestión del “culto a la personalidad” de Stalin en una “sesión secreta”, después de la elección del nuevo Comité Central del PCUS? Hoy, más de cuarenta años después de este acontecimiento, esta concesión de los veteranos puede ser calificada objetivamente como un error histórico grave.

¿Por qué los veteranos han cometido este grave error histórico? Se puede responder a esta pregunta así:

1. En primer lugar, los veteranos han sido sorprendidos por Jruschov, al plantear la inesperada cuestión del “culto a la personalidad” de Stalin en la víspera del Congreso. No habían sospechado que Jruschov sería capaz de semejante hipocresía y de semejante deshonestidad. Atónitos, no tuvieron el tiempo necesario para juzgar todas las consecuencias del informe sobre el “culto a la personalidad” de Stalin, presentado en el XX Congreso.

2. Después, los veteranos no habían observado ni habían evaluado el hecho de que durante tres años, desde la muerte de Stalin, Jruschov, como Primer Secretario del Comité Central del PCUS se había preparado para este acontecimiento. 

Se había rodeado, dentro del aparato del Estado y del Partido y, sobre todo, en los medios de comunicación, de cuadros seleccionados entre los antiguos condenados y sus allegados. Así, para la preparación y el desarrollo de la “sesión secreta” del XX Congreso, no estaba solo. Precisamente por esto, planteó su ultimátum con tal “valor” ante el Presidium del C.C. del PCUS y en la “sesión secreta” del XX Congreso.

3. Ahora está claro que los veteranos han contribuido a la gran ilusión creada por Jruschov, la de señalar la cuestión del ((culto a la personalidad de Stalin en una sesión secreta del XX Congreso, y que se quedaría entre los muros del Congreso. Como si los veteranos hubiesen olvidado el postulado de Stalin “que el secreto del Partido únicamente puede ser guardado por el Buró Político, y que la comunicación de cualquier problema, incluso en un Plenario del Comité Central, quiere decir que está expuesto en la calle”.

4. En cuarto lugar, y esto es probablemente lo más decisivo: la apreciación de que la correlación de fuerzas en el Congreso no estaba a su favor. Y en su deseo de no atacar abiertamente a Jruschov por temor al riesgo de escisión en el Congreso y en el Partido, aceptaron dejar la tesis del “culto a la personalidad” de Stalin en el XX Congreso, con la esperanza de dar una réplica decisiva a Jruschov más tarde.

Efectivamente, un año después, en junio de 1957, el Presidium del Comité Central del PCUS decidió presentar al Plenario del Comité Central la pro- puesta de destituir a Jruschov del puesto de Primer Secretario del C.C. del PCUS. 

Pero el hábil Jruschov había conseguido, con una serie de artimañas entre los miembros y los candidatos-miembro del Presidium y del Secretariado del Comité Central del PCUS, cambiar esta decisión del Presidium. Jruschov también había conseguido atraer con sus manipulaciones al Mariscal de la URSS, G. K. Zhukov quien, como Ministro de la Defensa Nacional, aseguró el apoyo del Ejército al mantenimiento de Jruschov como Primer Secretario del C.C. del PCUS. Muy al contrario, en el discurso pronunciado en el Plenario por el partidario de Jruschov, Suslov, los veteranos fueron presentados como oponentes al Partido y fueron excluidos del PCUS.

Sólo algunos meses más tarde, como por una ironía del destino, el Mariscal Zhukov iba a ser depuesto de sus funciones como Ministro de la Defensa Nacional, y apartado del Presidium del Comité Central por el mismo Jruschov, como “premio” por el apoyo que Zhukov le había brindado para su supervivencia política, permitiéndole así conservar su puesto de Primer Secretario del Comité Central después del XX Congreso.

En su informe, apartando toda discusión, Jruschov escribe: “la tarea del siguiente informe no es la de hacer una apreciación completa de la vida y de la actividad de Stalin”.23 Este postulado unilateral de Jruschov no es una casualidad: una discusión sobre una completa valoración de la vida y de la actividad de Stalin habría provocado seguramente preguntas, intervenciones, opiniones y discusiones, no sólo en la URSS sino también en el extranjero, porque Stalin era un dirigente reconocido en el movimiento comunista internacional.

 Pero a Jruschov nada le impidió tratar de forma artificiosa las más importantes cuestiones ligadas a la actividad de Stalin: sobre la colegialidad en la dirección del Partido y del Estado, sobre la preparación del país para la defensa, sobre la dirección en la Gran Guerra Patria, sobre la orientación de la política exterior de la URSS, incluso sobre el llamado “testamento” de Lenin, en lo concerniente a Stalin. 

Todo esto ha sido plasmado por Jruschov en su informe, con el objetivo de ennegrecer la personalidad de Stalin, su obra y su papel en la edificación del socialismo en la URSS, y desvalorar su victoria en la Gran Guerra Patria.

Por esta razón, debemos considerar todas las preguntas planteadas en el informe Jruschov.

*Extraido de Jruschov y la disgregación de la URSS, del camarada Mijaíl Kilev.

--------

Publicado por Odio de Clase

Related Posts

Subscribe Our Newsletter